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Las nanopartículas de Copper Clean tienen el poder y la capacidad de desarticular virus, bacterias y hongos dañinos a la salud humana, pero, ¿cómo lo hacen?

La pandemia por Covid-19 es un fenómeno que ha golpeado en niveles sanitarios -desde luego- así como en lo económico, social y psicológico en todas partes del mundo.

De manera urgente, los mejores laboratorios y empresas empezaron a desarrollar vacunas y productos para frenar el avance pandémico de la enfermedad. Una carrera que en poco tiempo dio como resultado la implementación del uso regular, por ejemplo, de tapabocas y gel antibacterial, como nunca antes se había recurrido a ellos en algunos países, como México.

El impacto generalizado de la pandemia creo una preocupación importante en los diferentes sectores de nuestra sociedad a nivel mundial. En la mente de mucha gente se generó el deseo de que “algo” apareciera para contener el daño.

Evidentemente, algunos proyectos sin fundamentos teóricos y científicos sucumbieron rápidamente. Otros han logrado mantenerse entre sombras de duda por el nivel tóxico que representan para el ser humano… cuando lo que el ser humano necesita en estos momentos es algo que lo proteja sin acarrearle más daños y molestias. 

La Solución de Copper Clean

Una de las soluciones más sólidas está representada por el uso de un elemento que se encuentra en la naturaleza en combinación con el desarrollo de la nanotecnología. 

Un producto como Copper Clean está desarrollado a partir de nanopartículas de cobre coloidal quelatado ionizado. Suena complicado. Pero para fines prácticos, y en beneficio de los usuarios, es algo muy sencillo y seguro de aplicar en cualquier superficie (muebles, alimentos, sanitización personal, mascotas, equipo de oficina…) con una protección continua por 48 horas y una efectividad de 99.99%.

Pero, ¿cómo funcionan las nanopartículas? Es como el pasaje de David y Goliat. La nanopartícula del cobre tiene un tamaño de 5 nanómetros. Los virus miden entre 20 y 400 nanómetros. Las bacterias miden de 500 a 3 mil nanómetros. Claramente, los enemigos son “pesos pesados”.

Pero justamente, la fortaleza del componente de Copper Clean es su tamaño, el cual le permite, 

–valgan las expresiones– golpear, perforar, desarticular e inutilizar el material genético de los virus, como el SARS-CoV-2, H1N1, H5N1 e influenza, entre otros.

La rápida multiplicación de este tipo de virus dentro del cuerpo humano se da por el reconocimiento celular del ARN viral como si fuera propio. Y la propagación es veloz. Esto obliga a la implementación de estándares de altísima calidad en sanitización, lo cual Copper Clean cumple y los rebasa.

El poder antiviral de Copper Clean va tomando más fuerza dentro de las empresas, gimnasios, bares y restaurantes, a medida que se han ido reabriendo este tipo de sitios, y desde luego en el hogar.

Un producto que ofrece una respuesta inmediata y de acción prolongada. No hay que esperar. Desde el primer instante de aplicación, las pequeñas nanopartículas de Copper Clean llevan a cabo su cometido de protección.

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